NMG: Caso #1 Tumefacción renal
- Monica Vettorazzi de Ritz

- 18 ago 2019
- 3 Min. de lectura
La Nueva Medicina Germánica (NMG) proporciona las bases de estudio para acompañar al cliente desde su proceso biológico que lo aqueja (enfermedad). Esta disciplina biológica desarrollada por el Dr. Ryke Geerd Hamer capacita al coach para decodificar la psique humana. El objetivo primordial es brindarle al cliente una oportunidad conciente para desarrollar medicina preventiva.
A una mujer de 39 años de edad, de condición socio económica baja, le dan un informe médico de tener una tumefacción en su corteza renal derecha de 2.5 cm de alto por 1.7 cm de ancho a través de un ultrasonido pélvico. Ella refería dolores abdominales y sacro-lumbares los cuales fueron, al principio, relacionados con problemas ováricos y de colon. Por sugerencia médica, determinaron una resonancia magnética la cual evaluaría la posibilidad de una biopsia para investigar la malignidad de la tumefacción.
Afligida por el diagnóstico clínico y por los gastos que éstos implicaban, decidió pedirme una consulta a través de la NMG. Comenzamos la exploración con el objetivo primordial de saber qué estaba viviendo meses antes de la aparición de la tumefacción. ¿Por qué situación estaba pasando? ¿Qué le preocupaba? ¿Alguna situación que no pudiera tener el control sobre ella? La cliente empieza relatando que no se recordaba de nada específico, que todo estaba igual sabiendo que su parte económica es siempre limitada y compleja.
Ahondando en el tema y deseando ayudarle a encontrar su conflicto, en base al diagnóstico dado por la médica, procedí a leerle lo que una tumefacción en corteza renal implica en la NMG. Le pedí prestara atención a lo que la literatura médica hameriana (*) determinaba como conflicto biológico: conflicto de líquido, conflicto a causa de exceso de agua o líquido, conflicto de volverse peligroso el agua o líquido.
En ese momento la mujer, se agarró la cabeza y me dijo: “no puede ser…” “Cuénteme por favor”, le respondí. Ella me relató seguidamente, que tenía una fuga de agua que salía de la bañera que provocaba el socavamiento de su terreno el cual estaba a orillas de un barranco. Esta situación le había provocado un miedo muy alto por dos meses y que ante el terror de que ese baño se derrumbara, movió a su hijo mayor a otro cuarto ya que las paredes colindantes a ese cuarto ya estaban rajándose y perdiendo verticalidad.
Al hacer un análisis retrospectivo, ambas coincidimos, de que la relación de tiempo correspondía al inicio de los dolores y/o síntomas. En ese momento, le pregunté si ella ya había solucionado físicamente su fuga y ella me respondió que no, por falta de dinero. Procedí a preguntarle: ¿entonces cómo lo solucionó? Ella me respondió que su hijo después de un tiempo de dormir con ella, regresó a su cuarto y le dijo: “mamá nada sucedió. No te sigas preocupando. La casa no se va a caer.” En ese momento se dijo: “debo confiar de que nada sucederá. Todo estará bien. Dios nos protege”.
Hoy por hoy, vive aún en esa casa y determinó pedirle ayuda a su papá, quién es maestro de obra. Con respecto a sus dolores, disminuyeron y posteriormente, desaparecieron. Ella se hará dentro de un mes otro control médico para determinar la disminución de tamaño de la tumefacción. Actualmente ella refiere:
no tomar analgésicos fuertes, que la toma de conciencia psíquica la llevó a un mejor estado emocional y esperemos que en un futuro cercano, a una sanación física, de igual manera.
(*) Björn Eybl, Las causas anímicas de las enfermedades





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